La técnica empleada fue la habitual para estos casos y que ya comenté anteriormente en una entrada sobre esta especie.
Lo malo en este caso es que el nordestazo combaba la línea y hacía, que si bien ellas no estaban por muy la labor de comer con ganas, se fallara alguna picada.
El clásico macizo de sardina funcionó y atrajo sin problemas a nuestras víctimas. De hecho a veces se les podía ver cerca de la boya, pero no tuvimos mucha suerte. El cebo en este caso, la sufrida sardina en forma de filetes. ¡Cómo se nota cuando no está muy fresca y lo complicado que se hace el cebar el anzuelo con esa especie de pasta que forma! Pero bueno, hay que adaptarse a lo que hay y con las ganas que había, como para quejarse.
El resultado fue de 4 agujas entre David y yo, aunque lo importante una vez más fue contagiarse un poco de salitre, que a mi al menos ya me hacía una falta urgentísima. Además, pudimos contar con la presencia de un amigo y fotógrafo de lujo como Jose de "Pescando al amanecer".
Eso en el pedrero claro, pero aún quedaba la segunda parte: en la mesa.
Desde que David que comentara hace tiempo la receta para hacer salpicón de aguja, la mayoría de veces que saco unas cuantas acaban de la misma manera.
Probablemente algunos pescadores se lleven las manos a la cabeza por esto y por el odio que le tiene a esta especie, bien sea por su fuerte olor o porque les tengan algo de manía.
Sé que también se pueden preparar fritas simplemente, aunque personalmente las prefiero en salpicón pero sobre gustos no hay nada escrito.
Lo primero que hay que hacer es limpiar bien el pescado y cortarlo. Se echa a cocer en agua, acompañado de una cebolla y unas ramas de perejil.
Mientras se enfría el pescado podemos ir preparando el acompañamiento. Basta con preparar huevo cocido, los típicos palitos de cangrejo que venden en los comercios y hay quien le añade bonito y algún mejillón. También es interesante meter perejil bien picado.
Hay que picar cebolla bien fina y si se quiere, se le puede añadir algo de pimiento verde y rojo, pero muy picado a ser posible.
Y con esto corto y cierro. A ver si alguien se anima a darles una oportunidad en la mesa o si no, que disfrute de su pesca, que muchas veces cuando no está para otra cosa es un recurso muy a tener en cuenta.